Pérdidas y daños

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Actriz de La llorona se solidariza con la situación de las mujeres indígenas y de comunidades forestales de Mesoamérica ante el impacto de Cambio Climático

María Mercedes Coroy, actriz maya Kaqchikel originaria de Guatemala, reconocida internacionalmente por interpretar roles que visibilizan las desigualdades históricas y luchas de las mujeres indígenas (protagonista de las películas Ixcanul y La Llorona), será la moderadora del Taller “Perdidas y Daños a causa del impacto de los huracanes y otros eventos extremos en los medios de vida de los pueblos indígenas y comunidades locales” a realizarse de forma virtual este martes 21 de Septiembre.

Maria Mercedes participó en obras de teatro y bailes populares en su comunidad desde pequeña, pero tuvo que interrumpir sus estudios de actuación para ayudar a su madre a vender frutas y verduras. A la edad de 17 años, reanudó sus estudios y fue elegida para el papel principal en la película guatemalteca Ixcanul. Recientemente, interpretó el papel de Alma en La Llorona una película que denuncia el genocidio Maya, estrenada en el Festival de Cine de Venecia y ganadora del premio Giornate degli Autori, nominada a a los premios Óscar en la categoría de mejor película internacional, a mejor película de habla no inglesa en el Globo de Oro y mejor película iberoamericana de los premios Goya.

Este taller fue creado desde la Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales, de la Alianza Mesoamericana de Bosques y Pueblos, con el objetivo de propiciar un diálogo entre actores relevantes en la región para reflexionar sobre las oportunidades para abordar las pérdidas y daños causadas por el cambio climático en las comunidades indígenas y forestales de Mesoamérica desde una visión integral, incluyente y con equidad.

El taller será un espacio para escuchar las voces de mujeres productoras Miskitas y Mayangnas cuyas siembras y demás medios de vida se vieron directamente afectados por el impacto de los huracanes Eta e Iota. Casi un año después del fenómeno, hablarán de la respuesta comunitaria antes, durante y después de estos eventos extremos, así como sobre el impacto ambiental y sobre el proceso de recuperación de sus cultivos y medios de vida. 

Luego, otras mujeres líderes de la región presentarán experiencias exitosas de autogestión comunitaria, mediante la creación de redes y estrategias colectivas para subsistir desde el intercambio y los emprendimientos, creando alternativas económicas mezclando nuevas tecnologías y saberes ancestrales para responder en situaciones de crisis.

También contaremos con la participación de invitados internacionales de gran importancia en la toma de decisiones vinculadas al cambio climático y derechos de pueblos indígenas y comunidades forestales en Mesoamérica, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), BCIE, Banco Mundial, Unión Europea, ONUMUJERES, FAO Mesoamérica y FFF.

SOBRE EL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LAS COMUNIDADES

El número de eventos extremos que se presentan anualmente en Centroamérica se ha ido incrementando de forma significativa. En los últimos años, los daños causados por los eventos extremos son realmente alarmantes.

De acuerdo a los estudios realizados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, el cambio climático causará mayores daños en los territorios históricamente vulnerados. Es en los territorios indígenas y comunidades forestales, donde más se sentirá la intensificación de las sequías e inundaciones; disminuyendo la producción de los agro ecosistemas, entre otros impactos de igual gravedad.

A la vez, como sus actividades culturales, sociales y económicas dependen directamente de recursos naturales renovables y estos recursos se están viendo gravemente afectados por el cambio climático; estos pueblos conviven con situaciones de inseguridad alimentaria: Está en peligro la posibilidad de seguir subsistiendo de la tierra.

Esta creciente alteración en las condiciones ambientales y ecosistemas, está obligando a familias o comunidades enteras a desplazarse forzosamente de sus territorios, convirtiéndose en «exiliados ambientales».

LAS MUJERES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

La desigualdad de género existente en las comunidades indígenas y el rol que desempeñan las mujeres indígenas se ve profundamente afectado por los efectos del cambio climático. Con la creciente inseguridad respecto de sus medios de vida, muchas buscan trabajo en la economía informal y actividades relacionadas, desde el trabajo agrícola asalariado en las zonas rurales al trabajo doméstico en las zonas urbanas, enfrentándose a la discriminación tanto dentro como fuera de sus comunidades, exponiéndose a exclusión social y económica, explotación, marginación y violencia de género.

Las mujeres están en la primera línea de los impactos del cambio climático y deben estar en el centro de los esfuerzos para la disminución de los efectos que este provoca. Su capacidad de adaptación está determinada por factores múltiples, que incluyen planificación, roles y responsabilidades acuñados por percepciones de género en la familia (OXFAM, 2010). 

Las estrategias de adaptación que se construyan deberán erigirse desde las distintas perspectivas de género e incluir acciones equitativas, lo que implica prever que los efectos del cambio climático impactan de modo diferente a hombres y mujeres.

SOBRE LOS BOSQUES Y PUEBLOS DE MESOAMERICA

Centroamérica tiene una extensión de poco más de 522,000 km2, con 45 millones de habitantes. Aunque el Istmo representa tan solo el 1% del territorio emergido del planeta, alberga alrededor del 7% de las especies conocidas a nivel mundial. Sierras volcánicas, bosques tropicales, páramos, valles, arrecifes coralinos, estuarios, humedales, son ejemplo de la diversidad de ecosistemas presentes. Aparejado a su enorme biodiversidad y recursos naturales, Centroamérica posee una inmensa diversidad cultural y étnica que se traduce en 63 pueblos indígenas ubicados a lo largo y ancho del Istmo. El área boscosa en el Istmo es de aproximadamente 211,793 Km2, de ellos un 48% que representa 102,961 km2, se ubica en zonas de uso y ocupación de pueblos indígenas.

Las áreas protegidas terrestres abarcan una superficie de 165,716 km2 en Centroamérica, de ellas el 37% es decir, 65,396 km2, coincide con zonas de uso y ocupación de los pueblos indígenas. Los lugares donde se encuentran las mayores concentraciones de bosque no fragmentado (superficies entre 500 y 1000 hectáreas) coinciden con la presencia de áreas protegidas y pueblos indígenas.

Por ejemplo, en Nicaragua el 76% del bosque no fragmentado mayor a 1000 hectáreas está en zonas de uso y ocupación de los pueblos Mayangna, Tawahka y Miskito, principalmente, de igual forma en Panamá el 63% de bosque con esas características coincide con los pueblos Emberá, Wounaan, Guna, Buglé y Ngäbe. Entre Costa Rica y Panamá El Parque Internacional La Amistad se localiza en tierras de los pueblos Cabecar, Bribrí y Naso. Situaciones similares ocurren en Honduras y Guatemala, con la Reserva de La Biósfera Río Plátano y el Parque Nacional Selva Maya, respectivamente.